CAMARGO.-Luego del pre registro de aspirantes el pasado viernes, el priísmo de Camargo quedó ubicado en la antesala de dos puertas. La primera que conduce a la posibilidad de un intento ordenado en búsqueda de rescatar algo de todo lo perdido en el proceso anterior o la segunda, que con el ingrediente del divisionismo, terminaría por reducir a cero las ya de por sí lejanas posibilidades de triunfo.
Y es que a la vieja usanza, sin aprovechar la gran oportunidad de abrir los conductos del consenso y el diálogo, los aspirantes llegaron a las mesas de registro sin más que una idea personal de ocupar la alcaldía, una curul en el congreso o la oficina de sindicatura.
Lo que le viene al PRI de Camargo requerirá más que de mano dura, de mentes brillantes con liderazgo real y gran capacidad para salir librados lo mejor posible de un proceso que se anticipa será tan o más rudo para la marca que el registrado el 2016. Por lo pronto son muchas más las dudas que las expectativas.