No juegues con la comida real.
Aunque no es más que un mito carente de evidencia empírica, la leyenda cuenta que en el siglo IV nació una niña tan hambrienta que ya a los 3 años necesitaba de 2 gallinas y un kilo de maíz para saciar el apetito. La historia dice que en su cumpleaños número once mató y cocinó a su propia madre y que luego, a los veinte, fue ejecutada en la plaza frente a todo el pueblo después de haber caminado veinte días hasta el castillo del rey para robar la comida real que siempre soñó con probar. Afortunadamente, desde ese entonces han pasado 1600 años y hoy las cosas son tan diferentes que uno puede, incluso, robarle alimento a un Príncipe frente a sus propias narices y recibir de vuelta una reacción muchísimo más amigable.
Pero eso no ha sido siempre así. De hecho, el mundo se acaba de enterar de que es posible luego de que una pequeña niña pasara más de diez minutos ‘robándole’ palomitas de maíz al Príncipe Harry sin siquiera procurar no ser descubierta, ni por él, ni por todo el resto de la población mundial.
El evento ocurrió en los Invictus Games de Toronto. El príncipe y la niña, que nunca antes se habían visto, coincidieron justo en dos de los miles de asientos dispuestos para el público. Harry compró palomitas y se sentó tranquilamente a disfrutar del partido mientras hurgueteaba la bolsa con intermitencia. Lo que no advirtió fue que la pequeña pasó un buen rato robándoselas sin que él se pudiera darse cuenta. Los televidentes se percataron de la situación a través de las cámaras que la grababan. Pero estaban todos en sus casas y nada podían hacer para advertirle a esa pequeña que 16 siglos atrás, una niña igual que ella había sido condenada a muerte por un delito mucho menor. Creció la tensión.